La mujer es como un espejo, ella refleja como lo trata su marido.
En un pequeño pueblo había un muchacho el más guapo y fuerte y en ese mismo pueblo también había una muchacha muy guapa, era la más hermosa, brillaba como un diamante, su espíritu radiaba hermosura, el muchacho la conquistó, se casaron y así pasaron los años, el semblante de la muchacha cambió ya no era aquella mujer tan hermosa que el muchacho había conquistado, la gente en el pueblo ya ni la reconocía, su belleza se volvió amargura, cambió su sonrisa por enojo.... y un día su esposo llegó a la casa y la vio toda amargada, resentida y le dijo: Tú físicamente ya no eres lo que antes eras, tu ya no tienes esa misma sonrisa yo na no te amo y no quiero nada contigo y después de muchos años de matrimonio la corrió de la casa, se fué con su padre, los años pasaron y un día en un mercado este muchacho vio a la mujer más hermosa que el jamás había visto en toda su vida se le acercó y empezó a coquetear con ella y le dijo me podrías dar tu nombre?
Ella lo miró y le dijo: No me reconoces? y el dijo yo nunca te había visto en toda mi vida.
Ella respondió yo antes era tu esposa y en eso el papá de la muchacha se puso frente a el y le dijo caballero yo te entregué un diamante y tú me la trataste a ella como a una piedra.
Hijo la razón por la que mi hija se volvió fea y amargada es por el mal trato que tú le diste, ella nunca perdió su hermosura yo simplemente con mi amor y cariño le devolví lo que usted le robó.
Ahora esta muchacha es un reflejo de lo que yo como padre le he dado, ella simplemente fue un reflejo de tu mal trato.
Si tu quieres una mujer hermosa, trátela con amor, con dulzura.